martes, 8 de mayo de 2012

Mi amá

No sé cuantos berriches le hice a mi madre, tampoco recuerdo la mayoría de los infortunios, preocupaciones, falsas alarmas y "bomberazos" por las que la hice pasar y por las que aún la hago pasar aunque de una manera diferente.

A penas recuerdo algunas travesuras y la forma en como se preocupaba por mi, inclusive las formas en las que me defendía ante los demás niños abusones con sus mamás lambisconas.

Ahora mi madre me atiende menos, y no porque no quiera ella sino porque ya no quiero, tengo esa extraña y estúpida necesidad de individualidad que no la incluye pero que la quiere cerca, según yo estoy creciendo.

Y ahora mi mamá atiende a niños que no tienen madre suficiente, los "poca madre" les digo, niños vagabundos, niños a los que mi mamá les regala un pastel antes que darles dinero, les regala motivos para sonreir y continuar su desdichada jornada, les da un recuerdo grato de una figura materna que padecen.

Mi madre es tanta que me sobra para algunos otros niños.

Esa amiga

Aquella amiga
la que amás desde alma,
agua y clara.

Ojos sinceros
manos que aferran fuerte
curan mi llanto.

Esa es tu madre
de corazón tan puro,
la que te ama.

Me enseñó

Me enseñó a rezarle
al ángel de la guarda
y a soñar despierta
y a pedir perdón.

Me enseñó a juntar
ramitas silvestres
y armar cuentos vivos
que siempre contó.

Me enseñó a cantar
con pulmón y viento,
latiendo recuerdos
me templó la voz.

Me enseñó que duele
que a veces te hiere
pero igual te quiere
quien parió tu amor.

Amigas

Me cuesta suponer lo que se sentías cuando anidaba dentro tuyo, y seguro imaginabas cómo sería el calor de mi sonrisa o el color de mi voz.

Supongo que tenías esperanzas y algunas visiones, de nosotras caminando o charlando, o simplemente siendo las mejores amigas algún día.

Y supongo que cuando nací te diste cuenta que se es madre de muchas formas. Sobre todo aprendiendo y desaprendiendo. Como lo hiciste vos.

Supongo que fue difícil: nadie nace sabiendo y nadie hace nacer teniendo idea. Pero supongo que lo hiciste y te gustó.

Supongo que debés recordar mi primer llanto. Yo recuerdo tu forma de mirar y el calor de tu abrazo. Y si cierro los ojos, ese ayer es hoy.

Supongo que recuerdo, pero no tan bien como tú: el primer paso, la primera risa, la primera vez que me raspé las rodillas con los patines. Supongo que sabes que estabas ahí en todas mis primeras veces.

Supongo que al crecer te dolieron mis reproches adolescentes, mi falta de paciencia, mi rebeldía, mis NO.

Supongo que, para ambas, fue doloroso crecer, aprender a crecer, soltar y, en cierto modo, renacer.

A mí también me dolían tus enojos y tus "porque yo lo digo". Pero nunca dejé de llamarte: mami. Como una promesa intacta entre vos y yo.

A veces soy mujer, a veces niña grande. Pero siempre encuentro la manera de llamarte mami. De llamarte, mami.

Hoy que tengo los años que vos tenías cuando yo nacía, empiezo a comprender todo el miedo a fallar que seguramente sentías.

Hoy que te entiendo un poco, tal vez, ahora sí, podremos ser amigas.

Mariana Aran & Nadia L. Orozco

Mamá

Cosas así sólo una madre las soporta.

La Venus de Arena




Es la venus de arena, la que lleva al mundo sobre su piel, la que se desmorona al viento, la que lleva en su vientre un mundo tras otro y en una mano la creación y en la otra, destrucción. Es la venus a la orilla del mar, la que se llevará la marea si no es que antes, la luna, si no es que, tarde, la propia ciudad. 


Adriana Reid
@AdrianaReid
http://adrianareid.tumblr.com/

Mujeres

A veces comienzo la tarde como es debido. Una taza de café en la mano, negro, bien negro y sin azúcar, como la tinta sin olvido. Prendo un pucho y pienso en ella y pienso en vos. Pienso en las estrellas.
Pienso en ella, en mi vieja. Que siempre estuvo, que siempre está y que nunca se queja. O se queja poquito, sólo para mantener las apariencias. Mi vieja, que sabe de caricias y de reprimendas. Mi vieja que me sigue guiando en el camino, aunque mi cabellera ya se viste de canas severas. Mi vieja, la docente, la madre, la abuela. La que escribió las primeras letras en la página en blanco de mi primera tarea. Mi vieja, Cristina para sus hijos, Silvia en la escuela. Mi vieja, la mujer, la estrella.
También pienso en vos, mi compañera. La sonrisa de mis mañanas. El salvavidas de mis noches viejas. La música en la resurrección del que había perdido la huella. La playa después del naufragio en las aguas revueltas. En vos Nadia, que sos la poesía en la promesa de una vida que apenas comienza. Pienso en vos, la mujer, la estrella.
Pienso en ustedes dos y pienso en todas las mujeres del planeta. En las madres, en las hijas, en las abuelas. Y en las trabajadoras, en las compañeras, en las que deben callar, en las que gritan con fuerza. En la maestra de cuarto grado, en la profe de física pidiéndome la carpeta. También pienso en la niña que ahora soñamos y que mañana nos espera, en la que también será madre y abuela. Pienso en la luz que regalan y en las sombras que ahuyentan. Pienso en todas ellas y me imagino un cielo. Un cielo repleto de estrellas.


Rubén Ochoa

Lo que cuenta mamá


No supo cómo. El pibe que le guiñó el ojo en el asalto del otro día ese día estaba sacandosé los pantalones y ella le miraba el culo blanco en el espejo de la pieza de atrás. Su mamá estaba de viaje y su papá no estaba en casa. El pibe que se dejaba los bigotitos para parecer más grande tenía la nariz bien fea. Debería tener el bigote más grande para que no se le note lo fea que era. La camisa no estaba mal. Era más blanca que la piel. Era escuálido. Cualquier romanticismo que ella hubiera esperado de aquella tarde había desaparecido ya hacía dos botones.
El tipo la fue a buscar con pose de James Dean, y se tropezó con la cómoda porque se había sacado los lentes y no veía nada. Terminó en el piso con la pata partida por la pata de la cómoda. Ella, incómoda le fue a agarrar la rodilla para ver si le sangraba. Lo incómodo fue darse cuenta de que era lo que había agarrado. Porque estaba medio oscuro. Y no fue sangre lo que salió de la hinchazón y no fue la pata de la cómoda lo que su mano aferraba y no podía largar. No era su nariz tan fea ahora que estaba tirado el pibe, pobre el pibe. Pobre no, fue de dolor que gritaba él. Eso cuenta mamá cuando le preguntas si duele, nena, vas a ver, preguntale.

Luciano Galizia
@lucarrabal
http://arrabalvirtual.blogspot.com

Es mi madre

Era una chiquilla, y su chiquilla la miraba con ganas de ser como ella. La miraba cepillar sus oscuros cabellos y peinarlos en dos largas trenzas perfectas. La miraba pintarse las uñas de los pies de rojo brillante, beberse un café en las mañanas y acariciar al gato. Su chiquilla quería crecer y ser como ella. Dejó de ser una chiquilla, y su chiquilla también. Era una mujer que reía, suspiraba, lloraba. Y la chiquilla la seguía mirando, pero no entendía nada. Ya no quería ser como ella, pero tampoco sabía qué quería ser. Después dejó de ser esa mujer, y fue otra. Y su chiquilla todavía la miraba, asombrada, de su vida tan sencilla pero nada simple, de la danza entre los pisos limpios, los platos sucios, las agujas y los hilos. Eran amigas, se tomaban las manos y se amaban. Es mi madre y siempre seré su niña.

Tus alas que hicieron las mías

Madre,
dice el calendario,
cual si hubiera un día
para amar tus alas
que hicieron las mías.


Madre

Madre que abriga
sin que le pidas brazos
ella los brinda.

Madre que cuida
cría y sostiene mi alma
de mis caídas.

Madre que escucha
todos mis versos rotos,
igual los rima.

Con los años

                
Ana R.


¿Qué no es una madre?

Mujer.
Hombre. 
Esposa. 
Soltera. 
Viuda. 
Ama de casa. 
Cocinera. 
Maestra. 
Repartidora justa.
Repartidora injusta. 
Profesionista. 
Perfeccionista. 
Bella. 
Fodonga. 
Sacrificio.
Abandono.
Amorosa. 
Sonriente. 
Regañona. 
Protectora. 
Sobreprotectora. 
Dibujante. 
Matemática. 
Ingeniera. 
Costurera. 
Arquitecta.
Enfermera.
Estilista.
Cómplice.
Modista. 
Licenciada. 
Juez. 
Compañera.
Enemiga.
Víctima. 
Secretaria. 
Asistente. 
Valiente.
Maga.
Ilusionista.
Chef.
Paciente.
Puntual. 
Impuntual. 
Chofer. 
Psicóloga. 
Tintorería. 
Reloj. 
Agenda. 
Apoyo. 
Administradora. 
Cuentista. 
Historiadora. 
Doctora. 
Privilegio. 
Regalo. 
Tormento. 
Ancla.  
Motivación. 
Inspiración.
Necesaria. 
Sustento.
Santa Claus.
Los Reyes Magos.
El Ratón de los Dientes.
Y por si fuera poco, hasta grosería.


Ana R.