martes, 10 de septiembre de 2013

Descafeinado



En este descafeinado ahogué yo
las ganas de fumar,
Me guardé en el sujetador
el timbre de tu voz,
las ganas de volverte a llamar.


Seguí mirando al camarero,
seguí mintiendo entre los versos de mi cuaderno.


Y la tarde se me antojó lejana,
sin estudios ni trabajo
vacía de camas.
En la pared, mi cara
hecha un cuadro.



Ester Sinatxe


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