martes, 19 de noviembre de 2013

Cartas desde mi próximo verano



Querido compañero y amante:

Sigo mi viaje, y voy encontrándome en cada paso; siempre que me cruzo con un espejo, mi imagen va tomando más forma, ya no soy sólo un borrón.

Tu figura, tu olor y tus palabras, siempre tan bien formadas, tan presentes como el aire, se van desvaneciendo; parece que ya sólo cobran vida cuando te escribo estas cartas y me pregunto si no va siendo hora de romper esta promesa.

Eres pasado, eres experiencias vividas y eres parte de lo que hoy me hace ser yo misma. Pero siempre serás pasado, historias que ya me he leído, cuentos para no dormir.

Yo soy presente que dibuja esperanzas y crea mundos nuevos aún por explorar. Soy mi propio destino y tú ya no estás en aquí. YO NO TE QUIERO EN AQUÍ.

Eternamente tan desesperada como despertada,

Tus lazos desatados.



La llegada del Sol

Nunca vi ojos tan profundos como los suyos. Me sentí abrazada inmediatamente desde la primera vez que su luz entró a los míos. Era como si cada pieza cayera en su lugar y ese mal rayo que había caído justo en mi pecho y siguiera doliendo, se esfumara de ese espacio que inmediatamente se llenó de su voz.

Había caminado tiempos desiertos llenos de una sed de entregar toda la acumulación de la ausencia que quemaba el aire que me tocaba. Había terminado bruscamente la sequía y envolvió la abundancia.

Un derroche de sonrisas enteras aun sin estrenar hacían fila en mi rostro; ¿y saben qué? no tuvieron que reprimirse porque luchaban por salir.

No había conocido una luz tan radiante como la suya y toda sombra abandono el espacio donde tocaba su color. Entonces lo supe. Todo pregunta del para qué estaba a la vista de mi rostro y flotaba, sonriéndo mientras su voz penetraba profundamente mis oídos y se acunaba con la mía en los brazos que ansiosos le esperaban desesperados por tocarle.
Tanto tiempo lo esperé real que al saberlo como tal y palpar cómo latía cada centímetro de esa diminuta piel, se me hizo agua el alma y me comencé a derramar. 

Todo dolor cerró de inmediato, mientras abrazaba mi esperanza y la fe se vestía de mí. Nunca se atrevió a abandonarme; sin embargo, a veces coqueteaba con la duda y me dejaba esperándola vestida de un día más que habríamos de caminar. A ratos sola, a ratos llena de futuro con sol y sí. siempre con sol para no dejar paso a las dudas que se amontonaban por salir y hacer de la sombra mi color. Todo tuvo sentido. Hasta cada estúpido paisaje que amenazaba con estallar en mi ventana. Todo cobraba fuerza, porque la fuerza venía con rostro de ángel y un corazón tan radiante y cálido como un sol. Como el sol, que él mismo bautizó, el día que por primera vez lo iluminó.


Silvia Carbonell L.



Yo no soy el escritor, lo eres tú al leer

La soledad desborda el caudal de la memoria

Es una frase como otra cualquiera, una frase más, pero parémonos a analizarla según la persona que la lea. 

Marta, mexicana de 42 años. Sentada en su sofá, tras una jornada dura de trabajo. Todo el día lloviendo, sus manos se cuartean por el incipiente invierno que azota con dureza las calles. Pega un sorbo de café y enciende el ordenador, abre tuiter y lee la primera frase que aparece: "La soledad desborda el caudal de la memoria" y rompe a llorar. Esa frase describe totalmente su situación, ella entiende que las circunstancias que le han llevado a su gigantesca soledad son tan duras que no puede borrarlas de la cabeza y ese hecho hace que se sienta aún más sola. 

Juan, venezolano de 19 años. Martes, seis de la tarde, enciende el móvil y achina los ojos para poder ver el pálido brillo de su smartphone. El sol azota con fuerza su espalda y lee: "La soledad desborda el caudal de la memoria", piensa: "¿Qué?" y abre Whatsapp para hablar con Laura. 

Laura, venezolana de 19 años. Martes, seis de la tarde, enciende el móvil y abre tuiter para leer: "La soledad desborda el caudal de la memoria", piensa que es una de las frases más bonitas y tristes que ha leído y da FAV al tuit, quisiera mencionar al tuitero que lo ha escrito pero le da vergüenza, además la llamada de su novio hace que lo olvide. 

Jose, español de 29 años. Abre tuiter en una tarde aburrida y fría y lee: "La soledad desborda el caudal de la memoria" y piensa: "Joder, es lo podría haber escrito yo". 

Mercedes, española de 32 años. Se encuentra tumbada en la cama del hospital tras haber sido operada de una rodilla. Aburrida de la conversación de su familia abre tuiter y lee: "La soledad desborda el caudal de la memoria" y piensa que es una de las mayores cursiladas de la historia de la literatura, que no le dice nada. 


Lo que vengo a decir es que la literatura no es de quien la escribe, es de quien la lee. 

¿Y tú que lees?


Julio Muñoz
@Xulious



SOMOS


No soy como tú

No soy como tú. Yo no inspiro a nadie, ni a los escritores ni a los enamorados, tampoco a los que duermen ni a los insomnes.
Es cierto que solo salgo de noche y que la luz que puedo desprender no es mía, me la reflejan otros.
Y no soy tan bella.
Será que no estoy al alcance de ninguna mirada. Si alguien mira al cielo no podrá verme. Puede que yo sea más misteriosa, pero en mi habitación solo puedo inspirar a la chica del espejo. La única que me mira.
Por todo eso no soy como tú.

No soy como vosotros

No soy como vosotros. Yo no tengo alas, no puedo ver el mundo bajo mis pies. No puedo enamorar a nadie con la belleza del libre aleteo.
Es cierto que siempre estoy en las nubes y soy muy curiosa.
Pero no soy tan bella.
Será que no tengo colores que enseñar ni un canto capaz de enamorar. Puede que tenga más ganas de volar que vosotros pero mi vuelo es corto, no es libre, y solo puedo enamorar a la chica del reflejo. La única que me mira.
Por todo eso no soy como vosotros.

No somos como tú

No somos como tú. Nosotros inspiramos y enamoramos pero nadie se preocupa por nosotros. ¿Crees que somos felices?
Es cierto que somos admirados, que tenemos luces y colores y sin esfuerzo conquistamos y evocamos.
No podemos oler las flores, correr, saltar, ni enamorarnos; Será que no somos tan libres. Que somos esclavos del mirón, ya que sin su mirada no existimos.
Puede que desde las alturas podemos admirar el lado más bonito del mundo, pero no podemos tocarlo. Y no tenemos espejo donde reflejarnos.
Por todo eso, nosotros solo somos el reflejo de tu mirada, de tu espejo.

Jose Mompo     


Y sí, es reclamo


¡Yo te adoraba! Y sí, es reclamo… yo te adoraba con el alma, las manos, la piel, la tinta y el papel. Yo te adoraba como adoran las caricias los ciegos, como los soles al amanecer aman al mar. Yo te adoraba con todas y cada una de mis sonrisas, con todos los sueños que platicamos y nunca vieron la luz al nacer.
Sí, es reclamo.
Reclamo mi derecho a sacarte de mi cabeza,  que abandones esta añoranza de ti, a quererte a gritos o silencios, sin las manos o a ciegas, reclamo mi derecho de morir por ti.
Pero te fuiste y me dejaste aquí, sin ti.
Reclamo tu partida, que me hayas dejado con las manos llenas de teamos, que me hayas dejado con las charlas y las ganas de caminar de tu mano, te reclamo que te hayas ido sin preguntarte qué sería de mí, sin mirar hacia atrás, sin siquiera preguntar si yo te amaba o si te llegaría a amar.
Te reclamo con la furia de los infiernos el que te haya ganado el miedo, el coraje o la indecisión, te reclamo el que no estés y que a pesar de eso te terminas de ir, que sea yo la que sufre tu ausencia, la tonta que decidió quedarse con el amor a medio servir.
¡Yo te adoraba y tú lo sabías y aún  así decidiste partir!
¡Soy yo la que se queda con tu nombre en el pensamiento cuando beso sus labios, o cuando sin querer en una charla se me sale tu acento, soy yo la que te ve en cada café negro o cuando escucho una de esas canciones que hiciste para mí!
¡Te reclamo conmigo o te reclamo completamente fuera de mí!

Casi un abrazo

Hace frío y tú no me abrazas
no abasteces estos brazos
dices "ausencia" 
y yo que me hago el sordo

amor
no dueles tanto
pero dueles

hace frío y quema
quema pero no calienta
sigue siendo frío

amor ya no recuerdas
que esa boca ya no es tuya
es nuestra
es del olvido

¡amor!
ya no te veo
dejé la ceguera
igual 
no te veo
¡amor te digo!
¡te digo que dueles!
Un poco
¡dueles!
acá en la nada
acá en el vacío

estamos a un paso
Casi un abrazo
casi...

A un salto


Fijó sus pies en el borde del edificio, como si fueran también del mismo cemento que soportaba su propio peso. Se tomó la mano derecha con la izquierda y pensó en lo que me hubiese gustado comer aquella mañana. Cuando me lance, ¿sentiré la brisa en mi cara como pequeños golpes o como una caricia? Pensó también en lo harto que le resultó subir veintidós pisos por un ascensor dañado. ¿Podré ver el trayecto de la caída o me desmayaré durante en la caída? Aquella mañana la empezó con la total convicción de querer morir o, como lo escuchó alguna vez en una película «querer dejar de permitirse vivir»¿Me parecerá más largo el tiempo de la caída de lo que en realidad será?Supo en todo momento que no haría el camino de regreso y arrepentimiento hacia la vida que temía y tenía. ¿Sentiré el impacto con dolor prolongado o será fulminante? Respiró tan profundo que sus pulmones enfermos se lo permitieron, y trató de tan siquiera mentalmente los diez nombres más relevantes de su vida, pero sólo pudo llegar hasta el séptimo.

Un minuto antes de lanzarse al vacío de aquella Ciudad, sintió como la preguntaba le martillaba la cabeza, en silencio.¿Y si vuelo? Cerró los ojos, subió ligeramente el pie derecho, abrió sus brazos como sólo las aves lo saben hacer, y tomó una bocanada de aire. ¿Y si despierto? 


Si tan solo quisieras...


Si tan solo quisieras…
Esta noche, callada y serena,
Con rosas y claveles,
Son seda y miel,
Con besos de luz y caricias de plata.
Invitarte a mi cama,
con tan solo una noche,
haremos explotar las galaxias,
y crearemos nuevos universos para ti...
Se me hacen nubarrones las sabanas,
esperando que me lluevas,



Y es que te soy sincero, Anoche,
alcance unos sueños y son de ti.

Pues aquí te los dejo,
Postrados a tus pies,
has de ellos
lo que se te antoje.
y si es que se te antoja.
Invítame a un sueño,
donde sea yo el dueño,
de lo que en el sueñas,
o por el contrario,
pinta mi sueño,
del color que prefieras.
Y sigo escribiendo,
Pues el escribir me hace azul para tu cielo. 


Algún día seré yo
esa llama
que te llama a tu cama.
Y al cerrar la puerta,
como si fuéramos enemigos.
Hagamos una tregua en la cama. 
  


Contigo, o conmigo
me da lo mismo
en un castillo o
en cualquier rincón. 


Y tengo mi cama al nivel de tu mar,
Y mis deseos son pequeños náufragos,
en el torrente infinito de tus labios...

  
 Pero tengo que ser realista.
Tal vez tu nunca me quieras.
Pero es que si tan solo quisieras...

Ahora solo me queda
cerrar los ojos
y sueñar que son
tus manos,
que son tus labios,
que es tu alma la que me hace el amor.